Texto: Gabriela Vasconcellos y Vivian Barbosa
Foto: Almir Bindilatti
Cuando era pequeña Núbia Maria Almeida jugaba con muñecas hechas de marlo de choclo y trapo. De niña, soñaba con seguir la carrera de policía militar, pues le gustaba el uniforme. La mayor de seis hijos de Maria Vitória, Núbia tuvo que trabajar desde pequeña, ayudando a la madre a vender acarajé (plato típico bahiano) en las playas de Salvador. En los días de asueto se dedicaban a pescar para alimentar a la familia y compensar la ausencia del padre. La madre le hacía las muñecas.
.jpg)
Núbia, 46 años, considerada por sus compañeros de trabajo la personificación del Espíritu de Servir, es Recepcionista de la Fundación Odebrecht. “Todo el mundo la admira, inclusive integrantes de otras empresas”, afirma Daniela Ceccotti, su Líder. Núbia asegura que heredó todo el humor y el carisma de la madre, y también los dotes culinarios. Pero, ¿qué hay además de esos dotes? “Amor, cariño y muchas ganas de ayudar. Mi madre fue siempre así. Inclusive en situaciones difíciles, repartía lo poco que teníamos. Era muy luchadora”, observa Núbia.
Nuevo hogar
El 18 de diciembre de 1965 empezó a trabajar en Odebrecht S.A. El entonces Administrador de la Oficina de Salvador le consiguió el empleo. Su función era servir café y agua en el tercer piso. “¡Nunca en mi vida había sujetado una bandeja! Me temblaban las manos”, recuerda sonriendo. Aun con el nuevo empleo ayudaba a la madre los fines de semana. Durante las vacaciones, a pedido de los compañeros de trabajo, vendía acarajé en un estacionamiento cerca del Edificio Sede de Odebrecht. Se vestía de bahiana y substituía a la madre.
Con apoyo de la empresa volvió a estudiar y concluyó la enseñanza media. Trabajó como camarera hasta 1999, cuando fue ascendida a Recepcionista, por indicación de Hebe Meyer, Asesora del Presidente del Consejo de Curadores de la Fundación Odebrecht, Norberto Odebrecht. Según Hebe, Nubia fue conquistando a todos con sus modales y disposición de aprender. “Una vez, en consecuencia de reubicaciones en el Equipo de la Fundación Odebrecht, el Dr. Norberto fue enfático: ‘Núbia es diferenciada’. Según la Tecnología Empresarial Odebrecht (TEO), significa que ella reúne las tres grandes virtudes: Simplicidad, Humildad y Espíritu de Servir” afirma.
En su rutina diaria, Núbia recibe a las visitas, se ocupa de distribuir la correspondencia y de reservar las salas de reunión, de atender a las llamadas y demandas de los Integrantes. Entre sus responsabilidades está incluido el programa de venta de libros de la TEO.
Siempre sonriente, saluda a todos con un alegre “buenos días”. Nubinha, como le dicen cariñosamente los compañeros, contribuye para un ambiente armonioso y productivo. Los nuevos integrantes reciben una atención especial. “Cuando estaba participando del proceso de selección fue muy atenta e hinchaba por mí. El primer día de trabajo me ayudó a sentirme en casa”, cuenta Leandro Marcondes, Pasante de la Fundación desde marzo del 2010.
Base que no cambia
Hace casi 25 años en la Organización, Núbia no piensa jubilarse. ¿Han visto al Dr. Norberto parado? ¡Miren el ejemplo!”, comenta entusiasmada. Con planes de volver a estudiar, dice que está postergando ese sueño por un tiempo. Además de ocuparse de la casa, del esposo Germiniano –que también es integrante de Odebrecht- y de dos hijas, Jéssica y Fabiana (esta última del equipo de Odebrecht Realizações Imobiliárias – OR) también cuida a la abuela, de 107 años, prepara tortas y otras golosinas de encargo.
A pesar de haber vivido una infancia dura y llena de limitaciones, Núbia destaca que nunca se doblegó. “Soy victoriosa como fue mi madre en el nombre y en la vida. No quisiera que mis hijas pasasen por lo que yo pasé. Pude darles muñecas de verdad”.
