Edición 155 – Mi tierra, mi oficio, mi hogar
A Arisson dos Santos la naturaleza siempre le corrió por las venas. Hoy practica lo que más le gusta: es productor rural
1 de junio de 2011
A Arisson dos Santos la naturaleza siempre le corrió por las venas. Hoy practica lo que más le gusta: es productor rural
1 de junio de 2011
texto: Gabriela Vasconcellos
fotos: Artur Ikishima
Desde pequeño, Arisson Santos mantenía un vínculo intenso con la naturaleza. Le gustaba recorrer kilómetros a caballo y crear animales de pequeño porte. La relación con la tierra estaba entrañada en su sangre. Habitante de la comunidad de Gendiba, municipio de Presidente Tancredo Neves, en Bahía, el joven, que actualmente tiene 18 años, eligió para su vida trabajar con agricultura. “Me encanta ser productor rural”, asegura.
La trayectoria dirigida al campo se fortaleció todavía más en el 2008, cuando Arisson ingresó en la Casa Familiar Rural de Presidente Tancredo Neves (CFR-PTN) – unidad de enseñanza vinculada al Programa de Desarrollo Integrado y Sostenible del Mosaico de Áreas de Protección Ambiental del Bajo Sur de Bahía (PDIS), instituido por la Fundación Odebrecht. Durante los tres años de formación en la Casa, Arisson desarrolló dos proyectos Educativos Productivos: el primero, en la propiedad de la familia, espacio correspondiente a una hectárea de tierra; y el segundo en tierras de parientes, en dos hectáreas. Plantó mandioca y plátanos que le rindieron, entre el 2008 y 2009, cerca de R$ 14 mil.
Los insumos necesarios para el cultivo fueron suministrados a Arisson con el apoyo del programa Tributo al Futuro –que incentiva iniciativas certificadas por la Fundación Odebrecht, por medio de asignaciones del Impuesto sobre la Renta de los Integrantes de la Organización Odebrecht. El lucro es siempre reinvertido en la plantación siguiente.
“Mucha gente dudaba de las nuevas técnicas que utilicé, pero obtuve buen resultado y ganancias”, comenta Arisson, que en la Casa Familiar Rural participó del curso de habilitación técnica en Agropecuaria. Su formación se basó en la Pedagogía de la Alternancia: una semana en régimen interno, con clases teóricas y en el campo, y dos semanas en su propiedad, aplicando los nuevos conocimientos, bajo supervisión y orientación de monitores especializados. Arisson y sus compañeros tuvieron clases sobre administración rural, cooperativismo, manejo de suelos, irrigación, drenajes, además de los más diversos cultivos.
Pero, en el 2010, el productor se dio cuenta que podría evolucionar con el apoyo de la familia y le empezó a cambiar la vida. Arisson se asoció a su padre, el agricultor Antônio Santos, y juntos, compraron cerca de 10 hectáreas de tierra. Casi la mitad del área ya ha sido cultivada con plátanos – lo que equivale a cerca de cuatro canchas y media de fútbol. Con eso, se duplicó la renta y la previsión es completar R$ 27 mil antes de fin de año. “Ahora pensamos grande. Fue una osadía. Siempre hay que afirmar que somos capaces”, asegura Antonio.
Adquirir nuevas tierras no fue fácil. Antonio, que había abandonado la agricultura para trabajar como vigilante nocturno, fue influenciado por el hijo a retornar a la actividad en el campo. “Es increíble construir un sueño con mi padre”, comenta el nuevo empresario rural. Juntos, cuidan todos los días de la plantación y hacen planes para el futuro. “Vamos a mejorar la productividad y expandir el área”, afirma Arisson, animado. Para su madre, Nadia Santos, todo ha cambiado. “Nosotros no teníamos donde plantar, ni siquiera abono. Ahora, nos sobra dinero hasta para arreglar la casa”, conmemora.
De acuerdo con Quionei Araújo, monitor de CFR-PTN que acompañó a Arisson, lo que lo diferencia es la capacidad que tiene de no intimidarse con problemas. “La mano llena de callos, el sol del medio día en la cabeza pero igual mantiene la sonrisa. Es un ejemplo a ser seguido”, afirma Araújo.
Es con gran entusiasmo que después de una jornada de trabajo, Arisson recorre las escuelas municipales de su ciudad estimulando a los jóvenes a permanecer en el campo. “Quiero que ellos me superen. Sólo puedo progresar si progresa también mi comunidad, por eso les repaso mis conocimientos. Luego, mi vecino produce con calidad y su vecino también”, explica el productor que es inclusive poeta y multiplicador del Círculo de Lectura – proyecto también vinculado al PDIS que estimula la lectura, la comprensión de textos, el estudio de los clásicos de la literatura y contribuye para el desarrollo de nuevos líderes.
Y el joven Arisson quiere más. “Voy a dar continuación a mi formación cursando una facultad”, asegura. “Después de alcanzar un desafío, hay que planear otros. El ser humano se basa en eso. El límite está más allá del límite. “¡Creciendo siempre!”
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